Las calles están desiertas, aparentemente abandonadas, la humedad en el ambiente hace que cada paso que das sea más pesado que el anterior. No piensas mucho y vas directo hacia tu casa. Al llegar encuentras la puerta abierta. El interior está revuelto. Gritas los nombres de tus familiares pero el eco es el único que contesta. En el salón, todos los muebles están cubiertos por sábanas.

No hay nadie, no tiene sentido. Agobiado, subes corriendo a tu habitación y empiezas a sacar ropa para deshacerte de la bata del hospital. En tu escritorio ves tu vieja cámara doméstica. La enciendes, das play y el último vídeo que grabaste se empieza a reproducir.

 

 

Te toma un tiempo intentar encajar las piezas de lo que está sucediendo, pero tras dar muchas vueltas no llegas a ninguna conclusión. Recoges rápidamente la ropa y bajas.

Totalmente desorientado y perdido te das cuenta de que las cosas han cambiado por completo. No crees que vayas a volver a ver a tus padres. Echas un último vistazo por toda la casa en busca de algo que pueda darte respuestas, y justo cuando vas a salir ves un periódico tirado junto a una maceta de la entrada, con tantas prisas no te habías fijado en la cantidad de periódicos que se habían acumulado en la entrada. Recoges el periódico.

Guardas el periódico en tu mochila y sales de casa.