Le dices que pasas de meterte en líos, que lo sientes y les apoyas moralmente. Él te contexta que no te puede dejar marchar, agarra un martillo y comienza a golpearte en la cara mientras grita con rabia: "Muere, muere, muere!".

 

Te ha matado, pero al menos ha tenido el detalle de dejarte la cara en forma de trébol.

 

Prueba más suerte la próxima vez