Sigues con los ojos tapados. Los escuchas murmurar. No alcanzas a escuchar lo que dicen, pero no tiene buena pinta. Se levantan y abren una puerta, algunas personas salen de la habitación. Alcanzas a oír que uno dice “es una lastima, pero no podemos confiar en él... y tampoco dejarlo ir. Sabe demasiado”. De pronto, unas manos te agarran de los brazos y te empiezan a arrastrar. Intentas pelear, pero te tienen bien inmovilizado.


Cuando te quitan la venda de los ojos estás en una celda, tirado en el suelo. Apenas entra algo de luz por una ventana minúscula. Te encierran y se van. Por más que gritas nadie contesta. No parece que vayan a volver por ti...

 

Más suerte la próxima vez